La voz que clama en el desierto

Refugio para curas pederastas en Jalisco

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Ciudad de México, 15 de junio (SinEmbargo/EFE).– La existencia de una casa en Guadalajara, Jalisco, donde sacerdotes pederastas eran rehabilitados hasta 2001, según el Cardenal emérito Juan Sandoval Íñiguez, es un secreto a voces del que colaboradores o miembros de la Iglesia no se atreven a hablar, de acuerdo con ex sacerdotes y activistas.

La Casa Alberione está ubicada en el poblado de San Pedrito, en el municipio de Tlaquepaque, entre las calles Pemex y Alba, en una colonia de escasos recursos con calles de tierra.

En poco más de media manzana, la finca tiene amplios jardines en la parte frontal. El enrejado deja ver un pasillo exterior que lleva al edificio principal de dos pisos, donde se aprecian decenas de ventanas, al igual que otro edificio ubicado a un costado.

El sitio está bajo el cuidado de las religiosas de la orden Pías Discípulas del Divino Maestro, fundada por Santiago Alberione.

Cuestionadas por la agencia de noticias Efe, dicen no saber de la existencia de la casa y afirman que la finca es sede de Kairós, un programa de “formación integral” para monjas, como lo describen en su página de Internet.

El mismo sitio web indica que en el mismo lugar está Alberione, una “casa terapéutica” fundada en 1989 que ofrece el programa Génesis, que ofrece a los presbíteros y consagrados “apoyo integral en el área física, emocional y espiritual, para restablecer su vida y ministerio”.

De acuerdo con el directorio de organizaciones civiles del Gobierno de Jalisco, la casa estaba registrada al menos desde 2005 como un lugar de asistencia para sacerdotes.

En una entrevista reciente con Efe, Sandoval Íñiguez aseguró que ese recinto fue un centro de rehabilitación de religiosos hasta que Juan Pablo II envió en 2001 una carta a los obispos para pedirles que no encubrieran estos casos.

Los psicólogos y psiquiatras que han ofrecido sus servicios en Alberione se niegan a hablar de ella por “ética profesional”. Uno de ellos dijo a Efe que en la casa habitaban no solo mexicanos, sino también extranjeros.

Un artículo dedicado a la Casa Alberione, publicado en abril de 2009 en el Semanario de la Arquidiócesis de Guadalajara, señalaba que en ese momento era habitada por 28 clérigos; tres españoles, un chileno, un argentino, en su mayoría procedentes de distintas diócesis del país.

Por ello, aseguraba que se trataba de un proyecto “de fama y de alcance nacional e internacional, dados sus buenos resultados”, aunque solo se refería a la terapia espiritual.

El activista y ex sacerdote Alberto Athié Gallo explicó a Efe que los religiosos se niegan a hablar del tema debido al secreto canónico y a que una de sus máximas es que “hay que evitar el escándalo”.

Afirmó que el programa de rehabilitación implementado en esta casa “no es un modelo local, sino mundial” y advierte de la existencia de otros lugares similares en varios estados de México.

En una entrevista publicada en SinEmbargo, el ex sacerdote de la Arquidiócesis de México y quien se ha encargado de investigar y denunciar casos de pederastia, afirma que la Iglesia Católica importó un modelo internacional para albergar en hogares especializados a sacerdotes involucrados en abusos sexuales a menores por creer que ese tipo de conducta se puede superar sólo a través de tratamientos terapéuticos, lo cual es “muy grave” porque no informa a las autoridades penales algo que es un delito y los señalados pueden volver a ejercer.

 

“¿Cuántos son?, ¿dónde están?, ¿cuántos delitos cometieron hasta que fueron recluidos en esos centros?, ¿dónde están sobre todo las víctimas? Es muy posible que ellos [la Iglesia] hayan convencido, con términos religiosos y con el uso de la autoridad religiosa que supuestamente representan, a los padres de estas víctimas de no llevar a cabo ningún tipo de denuncia, porque ellos se iban a encargar de resolver este asunto internamente”, aseguró en entrevista.

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