Dueños de Cananea y Pasta de Conchos, los terceros más ricos del país
La familia Larrea dueños de las minas Cananea y de la otra mina con 65 cadáveres en sus tripas: la de Pasta de Conchos.
El magnate minero Germán Larrea Mota Velasco es el multimillonario más enigmático y solitario de México.
Sus empresas no dicen mucho acerca de él. Por ejemplo, Southern Copper Corp., con sede en EU, de la cual el gigante de minería e infraestructura de Larrea, Grupo México, es propietario de 75%, lo enlista como Presidente del Consejo y Director, pero limita su CV a una lista de puestos corporativos actuales y pasados. La página web de Grupo México no incluye números de teléfono, una dirección de correo electrónico o un contacto de prensa.
Otros datos conocidos indican que Larrea es dueño de bienes raíces de lujo en Florida y Chicago. Algunas de estas propiedades han dado lugar a demandas por concesiones exigidas por Larrea y presuntas violaciones de los procedimientos de contratación. Los registros legales de Estados Unidos muestran que Larrea se ha negado a declarar. También muestran que Larrea ha ocultado su identidad como comprador a través de empresas fantasma de las que él es el único miembro, algo que ocurre regularmente en las transacciones de bienes raíces.
Grupo México también es propietario del complejo minero de La Caridad, igualmente en Sonora, que entre otras instalaciones tiene una refinería de metales preciosos con capacidad para producir cada año 15 millones de onzas de plata y 100 mil onzas de oro.
En 1999 Grupo México dio el gran salto internacional. Ese año compró toda la participación accionaria de Asarco Incorporated, que controlaba el 54.2% de Southern Peru Cooper Corporation. Con esa adquisición, GMéxico se convirtió en la segunda compañía más grande del mundo en reservas de cobre, el tercer productor de cobre y el cuarto productor mundial de plata.
A once años de que murieran sepultados 68 mineros en Pasta de Conchos, en Coahuila, la tragedia parece no haberse marcado una diferencia sustancial. El destino tiene ligada a la familia, vecinos y a todo el pueblo con la desgracia. Los de Abajo siguen trabajando con la piel expuesta, sin playera, algunos descalzos, tentados a impregnarse con el vaho del diablo, el gas metano que siempre coquetea en concentraciones de carbón.
Las mascarillas son pantallas desechables que sirven durante la supervisión