La historia de Barry
Barry yace en un cementerio extraordinario donde reposan sólo los restos de animales destacados por su heroísmo.
Un gran perro San Bernardo, inteligente, fuerte, veloz y capaz de aguantar el intenso frío y superar la abundante nieve de los Alpes, Barry a la vez era manso y cariñoso. He aquí su historia:
Había nevado copiosamente por muchos días y unos montañistas se retrasaron varias horas en su jornada, pero por fin llegaron, uno por uno, y a tropezarones, agotados por la lucha en un sendero cubierto de tanta nieve.
Al fin sólo falto uno, expuesto al frío salvaje de la montaña. De no recibir pronto socorro, seguramente moriría.
Cuarenta veces la intervención de Barry en semejante caso había llevado a un final feliz; daban testimonio cuarenta vidas salvas de una muerte segura en las heladas cuestas alpinas.
Ahora por cuadragésima primera vez, Barry iba al rescate de un perdido. Con certeza y sin vacilar, entre montones de nieve y el constante peligro de los temidos aludes, dejó atrás los rescatadores, siguiendo acertado el rastro del extraviado.
Éste había caído rendido y casi inocente, estaba cubierto por una espesa capa de nieve que le ocultaba de la vista, pero no del fino olfato del valiente Barry, quien al fin encontró el lugar. Escarbando intensamente, el perro llegó jadeante al moribundo, quien revivió por el calor de su aliento.
El hombre abrió los ojos, y aterrado al ver al enorme animal que arañaba la nieve encima de él- (quizá se imagino que la bestia le iba a devorar) y se entregó al instinto de conservación. Agarró sigilosamente el afilado cuchillo que llevaba en su cinturón, y recogiendo toda la poca fuerza que le quedaba, lo hundió en la garganta de Barry.
Con alarido lastimoso el fiel perro cayó inerte en un charco de sangre que tiño de rojo vivo la nieve fresca.
La inscripción en el monumento sobre la tumba de Barry dice. “salvó a cuarenta, pero murió a mano del cuadragésimo primero.” El que lo mató, lo hizo porque no se dio cuenta que Barry vino para salvarle.
Hace muchos años vino uno a salvarnos a nosotros. A él también lo mataron aquellos a quienes vino a salvar. El (el Señor Jesucristo) dijo de si mismo: “El hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10).
Aunque pudiéramos no reconocerlo, nosotros estamos perdidos entre las montañas de nuestros pecados, perdidos eternamente si no aceptamos que Jesucristo nos rescate. Dios envió a su hijo para salvar a los perdidos, mayores, niños.. todos, porque “todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios” )Romanos 3:23)
“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” (Romanos 5:8)
Jesus dice: “Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia” (Juan 10:10).
Muchos tratan al salvador Jesus como aquel perdido trató a Barry: le rechazan. Algunos lo hacen por no creer, otros al retardar su decisión de creer , o por indiferencia, o creen poder salvarse ellos mismos. Muchos confían en su propia bondad y piedad, o que cumplen normas morales intachables. Algunos simplemente no quieren aceptar que Jesús vino para salvarlos.
Dios dice: “En ninguno otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajó el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12).
¿Te ha conmovido la historia de Barry y su trágico fin? Pues piensa ahora en un fin mucho más trágico, (el propio triste fin tuyo si desperdicias la oferta de Dios.) No hay excusa. Las escrituras citadas muestran que Él quiere salvarte de tu mala forma de vivir, y del castigo eterno que conduce si permaneces alejado de Él.
“Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo”(Hechos 16:31)
LEE LA BIBLIA Y PONLA POR OBRA.
“Conocereís la verdad y la verdad os libertará” (Juan 8:32)